El lobo estepario (II)

-La idea equivocada y funesta de que el hombre sea una unidad permanente, le es a usted conocida. También sabe que el hombre consta de una multitud de almas, de muchísimos yos. Descomponer en estas numerosas figuras la aparente unidad de la persona se tiene por locura, la ciencia ha inventado para ello el nombre de esquizofrenia. La ciencia tiene en esto razón en cuanto es natural que ninguna multiplicidad puede dominarse sin dirección, sin un cierto orden y agrupamiento. En cambio, no tiene razón en creer que sólo es posible un orden único, férreo y para toda la vida, de los muchos sub-yos. Este error de la ciencia trae no pocas consecuencias desagradables; su valor está exclusivamente en que los maestros y educadores puestos por el Estado ven su trabajo simplificado y se evitan el pensar y la experimentación. Como consecuencia de aquel error pasan muchos hombres por «normales», y hasta por representar un gran valor social, que están irremisiblemente locos, y a la inversa, tienen a muchos por locos, que son genios. Nosotros completamos por eso la psicología defectuosa de la ciencia con el concepto de lo que llamamos arte reconstructivo. Al que ha experimentado la descomposición de su yo le enseñamos que los trozos pueden acoplarse siempre en el orden que se quiera, y que con ellos se logra una ilimitada diversidad del juego de la vida. Lo mismo que los poetas crean un drama con un puñado de figuras, así construimos nosotros con las figuras de nuestros yos separados constantemente grupos nuevos, con distintos juegos y perspectivas, con situaciones eternamente renovadas. ¡Vea usted!
Con los dedos silenciosos e inteligentes, cogió mis figuras, todos los ancianos, jóvenes, niños y mujeres, todas las piececillas alegres y las tristes, las vigorosas y las débiles, las ágiles y las pesadas; las ordenó con rapidez sobre el tablero formando una combinación, en la que aquéllas se reunían al punto en grupos y familias, en juegos y en luchas, en amistades y en bandos enemigos, reflejando al mundo en miniatura. Ante mis ojos arrobados hizo moverse un rato al pequeño mundo lleno de agitación, y al mismo tiempo tan en orden; lo hizo jugar y luchar, concertar alianzas y librar batallas, comprometerse entre si, casarse, multiplicarse; era en efecto un drama de muchos personajes, interesante y movido.
Luego pasó la mano con un gesto sereno por el tablero, tumbó suavemente todas las figuras, las juntó en un montón y fue construyendo, artista complicado, con las mismas figuras un juego completamente nuevo, con grupos, relaciones y nexos diferentes en absoluto. El segundo juego se parecía al primero; era el mismo mundo, estaba compuesto del mismo material, pero la tonalidad había variado, el compás era distinto, los motivos estaban subrayados de otra manera, las situaciones, colocadas de otro modo.
Y así construyendo el inteligente artífice con las figuras, cada una de las cuales era un pedazo de mí mismo, numerosos juegos, todos parecidos entre sí desde cierta distancia, todos como pertenecientes al mismo mundo, como comprometidos al mismo origen, cada uno, sin embargo, enteramente nuevo.
-Esto es arte de vivir -dijo doctoralmente-; usted mismo puede ya de aquí en adelante seguir conformando y animando, complicando y enriqueciendo a su capricho el juego de su vida; está en su mano. Así como la locura, en un grado superior, es el principio de toda ciencia, así es la esquizofrenia el principio de todo arte, de toda fantasía. Hay sabios que se han dado cuenta ya de esto a medias, como puede comprobarse, por ejemplo, en El cuerno maravilloso del príncipe, aquel libro encantador, en el cual el trabajo penoso y aplicado de un sabio es ennoblecido por la cooperación genial de una multitud de artistas locos y encerrados en manicomios. Tome, guarde usted para sí sus figuritas; el juego le proporcionará placer aún muchas veces. La figura que hoy, haciendo de coco insoportable, le eche a perder el juego, mañana podrá usted degradarla, convirtiéndola en un comparsa insignificante. Usted, al juego siguiente, puede hacer una princesa de la pobre y simpática figurilla que durante toda una combinación parecía condenada a irremediable desventura. Le deseo que se divierta mucho, caballero.

Comentarios

  1. Mientras leía se me vino a la mente Dogville y después Being John Malkovich, desde chicos jugamos con todos los sub-yos y mientras crecemos los vamos "moldeando" y lo plasmamos en lo que hacemos diariamente.

    Te enganchaste en serio con el libro, muy bueno por cierto

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  2. Me encanta este pasaje, no lo recordaba, creo, como buena conflictuada que fui siempre, que nada es absoluto.
    Yo misma me encuentro en cualquier momento tarareando para adentro canciones que reflejan mi estado de ánimo y que aparecieron de la nada en mi mente. Quizás esas canciones no sean perdurables en el tiempo porque representan una realidad de la sociedad de hoy que es la que me porduce el estado emocional ( eso trillado de ver los signos de los tiempos) pero sirven hoy y ahora.
    La música de Bach, o Grieg, o Ginastrera, o Piazzolla serán eternas pero es necesario el momento de escucha y así poder enamorar el alma.
    Besitos mamá

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  3. El comentario anterior corresponde al texto que escribiste primero.
    Con respecto a este, acuerdo con Hesse que el hombre tiene muchísimos yos, el que muestra, el que realmente es, el que se cree que es, el que quisiera ser, el que ven los dema´s. El juego está en descubrir cual es el yo que realmente vale la pena hacer crecer y fructificar. Una vez detectado, ¡a disponerlo al cambio! y, a partir de ese descubrimiento crecer, crecer, crecer.....mamá

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  4. "...el Yo es un chiquero de identificaciones"
    J Lacan

    me hizo acordar a esto, que es una idea bastante impresionante

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  5. experimentamos cotidiánamente que no somos una "unidad permanente". Hesse(paciente de Jung) y seguidor de corrientes orientales cree que el Yo implica sus "sombras"( no sólo "mi" inconciente si nO el "INCONCIENTE COLECTIVO"). Recién cuando apreendí eso ( lo dice Bert Hellinger con sus constelaciones fam) me cerró el hasta entonces irracional "pecado original" y sus nefastas consecuencias. Yo soy Caín. Yo soy Abel.
    Por otro lado eso me "cierra" bien con el SER Imagen y semejanza del que es "Uno y múltiple". Pasa que generalmente vivo esa multiplicidad de mi Yo ( personal) y de mi Yo-Nosotros ( diversidad= el Otro- la otra) cómo un dolor. Y eso es porque no sigo la Ley-base del 1=3, o sea la aceptación, la inclusión del distinto, del increíble( Borges). Se trata de Amor aunque suene cursi. Amor a mis "yos" y en consecuencia a los (mis) otros/as. Hugs

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  6. Recuerdo cuando lei este libro todavia zurcaba los pasillos del poli. Me lo recomendo Diego de la fotocopiadora y con mis 16 o 17 años el creyo q yo era muy parecido a este "lobo estepario". Recuerdo tambien q me escapaba de clase y me acomodaba en el final de la fotocopiadora a escribir con capucha, a escribir sin pensar, solo a pasar mis dedos por las duras teclas de la vieja y querida "olivetti". Hoy vuelvo al poli y donde estaba ese lugar... bue no se que hay pero ya o mas fotocopiadora.
    La multiplicidad del yo y el encuentro antropologico con todos los hombres q somos es algo q borges tambien surca mucho con sus ensayos y cuentos. Es en concreto algo q siempre me llamo la atencion. En esa epoca de "ataques de panico" donde los autores q leia mostraban todos rasgos de "locura" ( artaud, fijman... etc ), los hombres q se encontraban en mi volavan de juego en juego desordenadamete... el juego ordenado no es una de mis mejores virtudes...
    Como veras no se si sera el dia o las ansias de quizas sacar algunas cosas afuera pero me sugestiono mucho releer este fragmento de ese libro... al cual no puedo ponerle calificativo.
    Gracias una vez mas.
    saludos
    fefo

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  7. "Se trata de Amor"
    Totalmente de acuerdo. El ser humano se multiplica a razón de querer amar. Se vuelve un ser polifónico.
    Busca armonía de sub-yos cuando necesita ser amado.
    Y la articulación de las piezas se da si logra en igual medida amarse a sí mismo.
    De ahí se logra el "uno igual tres", la plenitud, equilibrio, sinergia.

    (Lástima que suena todo tan teórico...)

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  8. ¡Noooooooooooooooooooooo!
    ¡Fefo con capucha!
    ¡Qué recuerdo trajiste a mi cabeza!
    Qué grande.
    Qué buen efecto que me generan siempre tus palabras. Desconozco la razón, pero funciona (a los fines prácticos, es lo que importa jejeje)
    Una vez en el Car Wash (creo) escribiste en una servilleta un versito muy simple pero que se grabó misteriosamente en mi memoria... Me lo acuerdo literal (y no guardé la servilleta):

    Qué tonto soy
    el día de hoy,
    el infame,
    el inmundo,
    el tonto que no tiene rumbo.

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