La vida es matemática

La percepción de la enorme diferencia que media entre nuestro yo de la infancia y nuestro yo adulto está un tanto atenuada por el prejuicio de retrospectiva, la inclinación a pensar que siempre supimos lo que sabemos ahora. En concreto, tendemos a rehacer contínuamente la historia de nuestra vida para que concuerde mejor con el yo actual, así que es menos probable que reparemos en cuánto hemos cambiado.

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