[Sin título]

   Todo resuena cuando se rompe el equilibrio.
   Las  yerbas son silenciosas,
   pero si el viento las agita,  silban.
   El agua calla,
   pero si el aire la mueve,  repica;
   las olas mugen: algo las oprime;
   la cascada se precipita: le falta suelo;
   el lago hierve: algo lo calienta.
   Son mudos los metales y las piedras,
   pero si algo los golpea, rechinan.

    Así el hombre.

   Si habla, es que no puede contenerse;
   si se emociona, canta;
   si sufre, se lamenta.
   Todo lo que sale de su boca
   se debe a una rotura...
   Cuando el equilibrio se fragmenta,
   el cielo escoge entre los hombres
   aquellos más sensibles y los hace hablar.

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